El estrés afecta al aparato digestivo influyendo en nuestra salud y bienestar. Esto se debe a las
comunicaciones bidireccionales existentes entre el cerebro y el tracto gastrointestinal. Esta
interacción se produce a través de vías neuroendocrinas como sistema nervioso autónomo y el
eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal. Así, el estrés altera funciones gastrointestinales como la
permeabilidad, la motilidad, la sensibilidad visceral, el flujo sanguíneo, las secreciones y,
también, la microbiota. Además, la microbiota interacciona localmente con las células
intestinales, el sistema nervioso entérico y el sistema nervioso central. Todas estas conexiones
se conocen con el nombre de eje cerebro-intestino-microbiota.
Los mecanismos que alteran las funciones gastrointestinales son: la hipersecreción de la hormona liberadora de corticotropina y de cortisol, la sobreactivación del sistema nervioso simpático, la disfunción de la barrera gastrointestinal, la estimulación de las células dendríticas y la alteración de las células enterocromafines y los mastocitos. El conocimiento de estos mecanismos nos ha permitido entender las causas de las lesiones gastrointestinales debidas al estrés.
El síndrome del intestino irritable es el trastorno gastrointestinal funcional más común asociado al estrés, pero también destacan otros como el reflujo gastroesofágico, las úlceras pépticas y la enfermedad inflamatoria intestinal. El moco, la serotonina y la melatonina, que se producen en respuesta al estrés, son algunos de los mecanismos endógenos de defensa que presenta el organismo frente a estas lesiones gastrointestinales. Del mismo modo, para prevenir y mejorar dichas lesiones, en base al conocimiento de los mecanismos responsables, se han descrito varios tratamientos como fármacos que regulan la disponibilidad de serotonina, fármacos estabilizadores de los mastocitos, fármacos antagonistas de la hormona liberadora de corticotropina, la melatonina exógena, los probióticos y los prebióticos.
El estrés afecta a funciones gastrointestinales como la permeabilidad, la motilidad, la sensibilidad visceral, el flujo sanguíneo y las secreciones.
Los mecanismos que alteran las funciones gastrointestinales son: la hipersecreción de la hormona liberadora de corticotropina y de cortisol, la sobreactivación del sistema nervioso simpático, la disfunción de la barrera gastrointestinal, la estimulación de las células dendríticas y la alteración de las células enterocromafines y los mastocitos. El conocimiento de estos mecanismos nos ha permitido entender las causas de las lesiones gastrointestinales debidas al estrés.
El síndrome del intestino irritable es el trastorno gastrointestinal funcional más común asociado al estrés, pero también destacan otros como el reflujo gastroesofágico, las úlceras pépticas y la enfermedad inflamatoria intestinal. El moco, la serotonina y la melatonina, que se producen en respuesta al estrés, son algunos de los mecanismos endógenos de defensa que presenta el organismo frente a estas lesiones gastrointestinales. Del mismo modo, para prevenir y mejorar dichas lesiones, en base al conocimiento de los mecanismos responsables, se han descrito varios tratamientos como fármacos que regulan la disponibilidad de serotonina, fármacos estabilizadores de los mastocitos, fármacos antagonistas de la hormona liberadora de corticotropina, la melatonina exógena, los probióticos y los prebióticos.
El estrés afecta a funciones gastrointestinales como la permeabilidad, la motilidad, la sensibilidad visceral, el flujo sanguíneo y las secreciones.
Los mecanismos
responsables de estas alteraciones son: la hipersecreción de la hormona liberadora de
corticotropina y de cortisol, la sobreestimulación del sistema nervioso simpático, la disfunción
de la barrera gastrointestinal, la alteración de la microbiota, la estimulación de las células
dendríticas y la alteración de las células enterocromafines, mastocitos y linfocitos gastrointestinales.
Estos mecanismos explican los síntomas observados en el síndrome del intestino irritable.
Estos mecanismos explican los síntomas observados en el síndrome del intestino irritable.
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