lunes, 4 de noviembre de 2019

¿Con qué lavo mi zona íntima?

La higiene íntima debe hacerse de manera adecuada para no originar problemas. Estos pueden darse por exceso (demasiada limpieza), por defecto (demasiado poca) o por desconocimiento y pudor (no sabemos cómo hacerlo y nos da vergüenza preguntar). 
“La zona genital es muy sensible y por eso debemos cuidarla con más delicadeza que otras zonas. Sin embargo, en muchas ocasiones ocurre justamente lo contrario y es una de las partes a la que menos atención dedicamos.”
El objetivo de la limpieza, además de mantener la higiene, es prevenir la proliferación de gérmenes que pudieran llegar a dar lugar a molestias o a una patología (irritaciones, cistitis, vaginosis, etc.), pero sin eliminar la microbiota local (conjunto de microorganismos que viven de manera habitual en la zona y que no resultan perjudiciales si no beneficiosos) que nos ayuda a protegernos de las infecciones.

PAUTAS PARA LA HIGIENE ÍNTIMA


  1. Utilizar limpiadores específicos: Para la higiene diaria de la zona vaginal debes utilizar un producto específico. No uses el mismo gel o jabón que utilizas para el resto del cuerpo. Los jabones íntimos deben asegurar una correcta higiene sin irritar, resecar, ni alterar el pH normal de esta zona. Utilizándolos, te aseguras mantener la protección natural frente a las infecciones.
  2. Realizar la limpieza de adelante hacia detrás: Es muy importante que realices la higiene siempre de adelante hacia atrás. En el caso contrario, es muy probable que arrastres bacterias u otros microorganismos desde la zona anal hasta la vulvar. De esta forma, aumenta el riesgo de infecciones. Lo mismo para limpiarte después de ir al baño.
  3. Lava sólo la zona externa: Solo necesitan ser lavados los genitales externos. Existen mecanismos naturales para mantener el equilibrio interno en la vagina.
  4. Nada de duchas vaginales: Las duchas vaginales no son necesarias y, además, no resultan nada recomendables. Esta práctica produce un desequilibrio en la microbiota del interior de la vagina. Además, en el caso de que existiese ya una infección, como una cistitis, podría verse agravada al producir con el chorro de agua un arrastre de los microorganismos, tanto patógenos como beneficiosos.
  5. No utilizar esponja para lavar la zona íntima: Lo mejor para lavar tu zona íntima es que uses tu mano limpia. En las esponjas se acumulan gérmenes que no resultan sencillos de eliminar. Además, al limpiarte con la mano es mucho más difícil que se produzcan roces o irritaciones.
  6. No utilizar desodorantes íntimos: No debes obsesionarte con el olor de la zona genital. Aunque realices la higiene correctamente, es natural que presente un cierto olor. Utilizar desodorantes o productos para la zona íntima que contengan perfumes o alcohol irritarán y causarán molestias en la zona.
  7. Utilizar ropa interior de algodón: El algodón favorece la transpiración, de manera que se evitan las rozaduras. Lava la ropa interior con detergentes suaves y aclárala adecuadamente para que no queden restos que puedan irritar tu zona íntima.

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